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viernes, 2 de diciembre de 2016
Congreso bien gracias, consenso bien gracias
(L.C)
No estuve de acuerdo con el blanqueo de capitales en el año 2013, como tampoco lo estoy en el año 2016. Así las cosas, este año presenta novedades, que de no mediar una prensa sumamente complaciente con el gobierno actual y sus funcionarios podríamos ver tapas de diario escandalosas y en rojo.
La ley fue aprobada en el Congreso de la Nación con condiciones de parte de los distintos bloques, la condición sobresaliente y que la gran mayoría de los representantes presentaban como punto en común era que el blanqueo no podía alcanzar a familiares.
La ley de 2013 excluía a trabajadores públicos de los tres poderes ( ejecutivo, legislativo y judicial) tanto de nación, provincia y municipios, y también a familiares. También era obligatoria la repatriación de dichos bienes, así y todo olía a podrido...
En 2016 por ejemplo, no es obligación repatriar los capitales (traer la plata de nuevo al país).
Pero sí, en el congreso, todos los sectores acordaron en aprobar la ley siempre y cuando no incluya a familiares.
Aquí viene la parte más interesante: El presidente, una vez aprobada, ha decidido por decreto que Sí, se puede incluir a familiares en orden ascendente (padres), descendente (hijos) y cónyuge.
No voy a hacer telenovela acerca de que familiares se benefician, ya que a estas alturas con una simple búsqueda de google cualquiera puede encontrar que funcionarios y familiares cercanos están vinculados a los conocidos Panamá Papers y Bahamas Papers sólo por mencionar unos cuantos millones que han salido a la luz.
Pero lo que si me interesa realmente, es que se ha pasado por encima una decisión que tomó el Congreso con cada uno de sus representantes, se ha pisoteado el Poder Legislativo. Aquí ni diálogo ni consenso. En resumen, un decreto es para reglamentar una ley, pero de ninguna manera para ampliarla, y muchísimo menos para violarla. No se puede establecer un decreto que vaya en contra de una ley. Tal vez me equivoque cuando digo que se ha pisoteado el Poder Legislativo, mas bien se hizo de cuenta que no existe.
Lo más llamativo es que el nivel de exigencia general de la población para con su gobierno a descendido en calidad y en cantidad, respecto a años anteriores, a tal punto que en vez de reclamos y llamados de atención, mayoritariamente ante estas cosas sólo se percibe silencio.¿O será que lo mencionado no fué publicado en letra grande y clara por Clarín, La Nación y sus repetidoras?...¿Alguien puede imaginarse porqué?
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