(Leonardo Cabarcas)
En el año 92´ un compañero de la secundaria me dijo
¨escuchate esto¨, puso un vinilo en mis manos ¨si te gusta te lo regalo, lo
tengo en casete también¨. Los discos casi fuera de circulación, casete de moda
y todas las casas se preparaban para los CD.
La tapa: Dibujitos raros medio cavernícolas y palabras
desconocidas acompañadas de una afirmación rotunda, precisa: ¨Bersuit
Vergarabat… Y Punto¨.
La Argentina, venía de cargar culpas en el gobierno saliente
de un Alfonsín, que debió entre otras cosas, aguantar los embates de empresas
que no querían ser reguladas de ninguna manera, de militares que pugnaban por
seguir siendo intocables a pesar de los juicios, y de los, o, EL medio de
comunicación que disponía de una agenda
muy distinta a los intereses de la gente. Don Raúl debió entregar antes su
mandato, la sensación era que lo hacía o se lo llevaban puesto. El nuevo
presidente prometía soluciones ¨en solo una semana¨ de mandato, revolución
productiva, inclusión, mejor educación, una nave para viajar a la estratósfera,
prometió prosperidad y unión a los argentinos, dijo que podían ser capaces de lo que deseen,
que merecíamos vivir como un país de ¨primer mundo¨, al cual también íbamos a
estar afiliados…Esa eterna costumbre de buscar soluciones desde afuera, cuando
siempre y absolutamente siempre estuvieron adentro, una mezcla rara de tenemos
con qué, pero no las pelotas necesarias para hacerlo por nuestra cuenta, como
el hijo que se va de casa de sus padres a vivir solo y sigue solicitando
permiso y aprobación a cada paso de que da. Poquitos días después Argentina contrajo una
de las mayores deudas de su historia, dinero imposible de devolver.
Nos invitaban desde EEUU, nos recibían con los brazos
abiertos de contentos, llegó un dineral, se llenó de cadenas y shoppings de
consumo masivo, negocios que solo hacían que pibes trabajen por dos mangos la
hora y que el kiosquero de la esquina deba cerrar, el almacenero también y la
cosa continuaría…Los medios hablaban de mascotas, de la ¨pesada herencia¨, de
famosos, de viajes al exterior, de los nuevos sitios que abrían para dar
¨trabajo¨ sin hablar de lo que se cerraba por esos sitios que provocaban un
parasitario derrumbe interno. Se pedía más dinero para pagar lo que no se podía
pagar, y como no lo había comenzó a pasar a manos privadas las arterias y venas
de una nación: Agua, energía,
transporte, comunicación y recursos. El peso argentino era igual a un dólar y
había que sostener semejante mentira, con una fiesta perversa e ilusoria.
Parecía que se estaba bien, o mucho mejor para el ojo indiscreto. La fiesta
empezó, viajes al exterior, pizza con champagne, llego el sushi, los whiskys
mas caros salían dos mangos, en la falsa lucha contra el narcotráfico llegaban
drogas de todos los colores, no se perseguía a los que hacían el negocio, sino
a los que consumían, por un lado ¨pasen por acᨠy por otro irónicamente la
persecución era sobre las víctimas de eso que se permitía. Fiesta fiesta y mas
fiesta, chorreaba dinero y chorreaba mas deuda, pero nunca entendimos que la fiesta
nunca puede ser para treinta y pico de millones…y mientras estábamos ocupados
festejando el presidente sonreía carismático, contaba chistes y hasta era
simpaticón, mientras, a su alrededor la seguridad despejaba a sopapos a
cualquiera que se atreviera a preguntar un poquito mas allá, el que no festeja
cobra…Y entre tanta y tanta fiesta unos psicópatas en pijama desde lo mas
oscuro de Buenos Aires veían claramente lo que nadie podía ver, y lo
denunciaban con bronca, ironía, humor despiadado y sin reglas, siempre
regocijándose en la mierda que era de ellos y era nuestra, nuestra mierda. Y yo…yo venía del palo de sumo, un pelado que
hablaba raro y también se mofaba de las contradicciones argentinas. Bersuit Vergarabat, se convirtió en mi banda
nacional de cabecera, como las palabras ya no alcanzaban el lenguaje donde no
hay lenguaje era una buena alternativa para mi. No hay una banda argentina que
a lo largo de sus discos se pueda ver tan claramente, lo que sucedía política y
socialmente, una joya para los historiadores del futuro. Curiosamente a partir
de 2005 (Testosterona) Las letras comienzan a cambiar, poco a poco el enojo va
quedando de lado, las letras comienzan a oler cierta reivindicación y búsqueda
del bienestar, para el 2009 Gustavo Cordera (vocalista y cofundador) deja de
estar enojado y como muchos otros, cuando el entorno deja de ser tan jodido con
las personas hay tiempo para mirar hacia dentro del espíritu y comenzar una
¨Caravana Mágica¨. La persona que me entregó ¨Y punto¨ se llama Hernán
Etchaleco a quien le agradezco profundamente la ofrenda, el no sabe la cantidad
experiencias futuras que me estaba entregando y que tantas veces me rescataron
de la debacle…Pasaron 24 años de ¨Y Punto¨ Extrañamente empieza a sonar como
recién salido del horno…
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