(L.C)
El patrón temprano
por la mañana se acerca al peón y le
pregunta:
-¿Cómo están nuestros animales?-
-Los animales bien patrón, hay que llamar al veterinario
porque hay uno que está un poco enfermo parece que no quiere comer, pero los
demás están bien.-
- ¿Y cómo están nuestras manzanas?-
-¡Nuestras manzanas muy bien mejor que nunca!-
¡Excelente!, parece que vamos a tener un buen año!
Diálogos como este, en distintos contextos o lugares he
presenciado en muchas ocasiones.
Si usted lee atentamente el patrón participa al peón como si
fueran socios. Lo incluye.
La realidad es que el peón sólo trabaja, los animales no son
suyos, ni las manzanas, ni recibirá una parte de las ganancias del año
prometedor. El patrón tiene su casa, su estancia o como quieran llamarlo. El
peón una casita, en el medio del campo que no es suyo (tampoco la casita). Está
incluido en la conversación y lo más probable es que se le hable con un tono casi cómplice, aunque lo
único que le pertenece es el compromiso de defender y pensar como si fuera suyo
un ¨mundo¨ que no es de su propiedad.
Pero nada es de Él, es todo del patrón…
(Continuará)
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